miércoles, 23 de abril de 2008

Liberalismo o intervencionismo, sistemas opuestos de gestión pública

Existen para el Liberal valores inmutables como la Vida y el Individuo, y sus consecuencias: la Libertad y la Propiedad. Esos son los pilares del pensamiento liberal. Y sobre esos valores, el liberal se pregunta cómo hacer mejor las cosas.No atiende a apriorismos de tribu, o de masa. No se basa en la prepotente idea del elitismo político, del Gran Hermano, o de la dogmática religiosa. Sabe que el individuo es el fin y no el medio. Y le da al hombre el valor justo: el hombre es un ser falible, no un dios. Por lo que todas sus obras habrán de someterse al correcto equilibrio entre Poder y Libertad. Y esta no es una tarea estática, sino dinámica. Quizá la labor más importante del liberal sea la de estar en permanente guardia ante los inevitables ataques del poder a la libertad de los ciudadanos. Para forjar ese carácter liberal se hace necesario un inconformismo nato y un alto grado de escepticismo y desconfianza hacia el poder, que, generalmente, se asocia a la idea de Juventud, entendida como inconformismo.

Por ello es también importante la regeneración de las organizaciones o instituciones de ideario liberal. Porque si de algo huye el liberal es del conformismo. Cierto es que el liberal no se opone a la conservación de tradiciones e instituciones, pero siempre que considere éstas útiles para la defensa de la libertad, no porque éstas lleven en pie desde tiempos inmemoriales. Y es precisamente aquí donde los liberales se suelen encontrar con los conservadores. Pero no ha de olvidarse que ése no es un alineamiento inquebrantable, pues para el liberal la institución no es superior al individuo, y por tanto, no comparte la sumisión incondicional de éste a las instituciones, sean éstas públicas o privadas.

Es posible que, en esta vorágine absurda de la política española, olvidemos que nuestras ideas, por encima de todo, son las más eficientes y las que más riqueza generan. No porque sean ideales superiores que no están sometidos a crítica, es decir, dogmas, sino porque tras numerosos análisis teóricos y sobretodo prácticos, se ha evidenciado esa conclusión: la defensa de la Libertad (individual, de empresa, de expresión,etc) y la limitación del poder, suponen la más eficiente manera de organización social, por ser ésta vía la que mayores beneficios supone para mayor número de personas.

Una de las facetas que caracteriza al pensamiento liberal es la falta de romanticismo, lo que supone un hándicap a la hora de defender esta ideología en épocas de hedonismo y exceso de bienestar sin esfuerzo, como la actual. El romanticismo ha supuesto el germen del totalitarismo más atroz (siglo XX) o mediático (siglo XXI). El falso ideal de una meta más allá del individuo, ya sea ésta material (comunismo) o espiritual (nacionalismo o fundamentalismo) supone olvidar que el ser humano es un fin en sí mismo, más allá de la masa, del rebaño, de la tribu. El romanticismo, o su cara actual, el buenismo, supone que hay bienes comunes que obligan al individuo a sacrificar su libertad en aras de una meta mayor. Se trata de transitar el camino inverso al que plantea el liberal: Mientras ideologías como el socialismo proponen el sacrificio de la libertad individual para un mayor bienestar, el liberalismo propone garantizar la libertad individual por ser ésta la mejor y más eficiente herramienta para la consecución de un mayor bienestar social.

No hay sitio en el Liberalismo para el paternalismo. Esto no significa, como los enemigos de la Libertad suelen argumentar, que el liberalismo se olvide de las necesidades de los más desfavorecidos. Antes al contrario, es precisamente el liberalismo la ideología que más progreso ha traído a mayor número de personas. Es un hecho y no una opinión, que allá donde la defensa de la propiedad privada sale adelante, donde existe la competencia y el principio del mérito, donde existe el imperio de la ley y la lucha contra los monopolios, se produce un aumento del bienestar generalizado, y por tanto, también de las capas más desfavorecidas de la población.

Resulta evidente que a menores trabas para la creación de empresas, a menos impuestos, más empresas se crean, y por tanto, más puestos de trabajo, y por tanto, mayor renta y por tanto mayor consumo, que a su vez genera más demanda, que a su vez crea mayor oferta. Esta sencilla premisa parece no haber entrado en algunas distinguidas cabezas de la derecha española. Cuestión complementaria a lo anterior y absolutamente necesaria para que la riqueza fluya es el establecimiento de un marco legal claro, previsible, que marque líneas rojas que no deben cruzarse: leyes antimonopolio, legislación laboral flexible junto a una inspección laboral implacable en la persecución de la explotación, unidad de mercado, independencia de los organismos de control y de la justicia.

No sería justo concluír sin reconocer que la defensa de este ideario no es tarea amable, ni tarea de espíritus acomodados. Pero nadie dijo que fuera fácil. Es cierto que la defensa de la libertad tiene numerosos enemigos, pues no hay que olvidar la natural tendencia del ser humano a acumular poder y a imponer a los demás su manera de pensar, aún cuando en numerosas ocasiones la manera de pensar del gobernante no se corresponde con su manera de vivir. Vean cómo vive la familia de cierto sátrapa caribeño, o de su clon bananero. O de cómo visten ciertas ministras que tienen el rostro de denominarse...socialistas.

Saludos liberales.

lunes, 21 de abril de 2008

PSOE light

No doy crédito. Para que no haya malos entendidos copio y pego las declaraciones de una tal Soraya en Onda Cero:

"La portavoz 'popular' ha asegurado que el PP es un partido que suma diferentes tendencias y que no puede representar "sólo a una parte". En su opinión, el PP defiende un sistema público, una sanidad pública, una educación pública y la igualdad de todos los españoles.

Según explicó, en el seno del partido existe una preocupación de que se identifique a la formación con un cierto neoliberalismo, "corrientes que no son las nuestras", apostilló."

¿Pero quién demonios es la tal Soraya, advenediza servil, para afirmar que el "neoliberalismo" (término que usado por Soraya, da fe de su absoluta ignorancia en la historia de las ideas) es una corriente que no es la nuestra?¿Nuestra de quién? Mía SÍ, Soraya, mía y de millones de españoles que nos identificamos con el Liberalismo y el Conservadurismo que usted niega. Y defiende usted la "igualdad de los españoles", ¿también los de su partido? ¿también de los liberales? No. A los liberales ni agua, ¿verdad Soraya? A los que defendemos una versión opuesta al socialismo que usted cada vez más descaradamente adula, ni agua. Esos españoles no son iguales que usted. Usted es quien da carnés de "los nuestros". ¿Pero cómo se puede ser tan antidemocrático para apropiarse, nada más y nada menos, que de LAS MENTES de los militantes? ¡Qué falta de respeto tan grande para los miles de ciudadanos de Madrid que votan masivamente una opción claramente liberal y moderna en la persona de Esperanza Aguirre! Se puede estar o no de acuerdo con ella, pero no se puede "despachar", cual pasionaria del PCE, a los críticos del partido, exluyéndolos por no ser "de los nuestros". ¿Pero de dónde sale esta tía? ¿Qué elecciones ha ganado esta chica?¿Qué congreso ha ganado?

Que el PP defiende un modelo básicamente público...¿pero esta chica en qué partido cree que está?¿qué modelo propone? Uno basado en lo público como norma, y la igualdad como imperativo. O sea: EL MISMO PROGRAMA DE IDEAS QUE EL PSOE. Porque al final , se trata de eso. Esta gente lo que quiere es convertir al PP en una alternativa socialdemócrata al PSOE. Un partido con las mismas ideas que el PSOE pero más "aseado", menos "corruto", más transparente. Veamos: lo público, el cambio climático, el igualitarismo, el pacto con el PSOE de las reglas de juego, la subvención, lo "social"...

Por si faltaba poco, el jefe acaba de afirmar que en el PP hay socialdemócratas, pero que los liberales y los conservadores que no quieran estar en el PP, que se vayan. Las cosas están claras, las cartas encima de la mesa. Los que apoyan a Rajoy apoyan un modelo de partido socialdemócrata, un PSOE bis, más aseadito, pero progre al fin. Un modelo personalista en el que los jerifaltes de Génova decidirán quién sobra y quien no, quién se presenta y quien no, cuándo y cómo se organizan los congresos y las votaciones, un partido gobernado por el aparato, aparato que consistirá en un equipo de manzanillos adoradores del líder, o sea, un modelo socialista de partido. El líder, incontestable. Las ideas, las que la ocasión pinte para ganar votos. El individuo, el militante, los principios, un medio. El partido, el FIN.


Otros queremos un partido netamente español, liberal, amante de los ciudadanos libres e individualmente considerados, que defiende la participación de sus militantes en las grandes decisiones, que defiende la conservación de los principios básicos de la nación española: su lengua común, la solidaridad de sus territorios, la defensa de lo que nos une, de los afectos entre ciudadanos, la defensa de sus símbolos, la defensa de la Libertad frente al nacionalismo y el terror. La defensa de los principios de mérito, del libre mercado, de la gestión privada, de la propiedad, de la familia como núcleo de la sociedad, del incentivo frente a la subvención, del trabajo frente al subsidio.

Al fin se trata de elegir entre dos modelos de partido. El uno un PP convertido en un PSOE light, un "centro" acomplejado e inútil, un partido de aparato, de ordeno y mando, o un partido de los militantes, ideologizado, fuerte, con la cabeza alta, que ha de convencer a los que no le votan de que sus ideas son mejores moral y pragmáticamente que las del contrario. No se puede captar votos aceptando los principios del contrario. Eso es la perversión de la democracia. Eso es Méjico o Argentina.

No somos militantes del Partido Comunista. No somos masa. Somos individuos. Somos libres. No necesitamos líderes maravillosos. No necesitamos paternalismos. No necesitamos que nos den subsidios, necesitamos trabajar. No necesitamos pasar de curso sin saber, necesitamos niños formados. No necesitamos acudir a papá Estado para todo, Soraya, necesitamos valernos por nosotros mismos. No somos paniaguados. Somos emprendedores, dueños de nuestras vidas. No necesitamos la política hasta en nuestro dormitorio. Necesitamos que el gobierno nos deje en paz el mayor tiempo posible. No necesitamos creer en el Partido o en el Estado. Necesitamos que el Partido y el Estado crea en nosotros. Amamos la Libertad, la vida orientada en principios sólidos y reconocibles, la defensa de la propiedad, el intercambio libre de bienes y servicios, la no injerencia del Estado como norma. Creemos en la solidaridad, en la ayuda a los necesitados, pero no en las ayudas generalizadas, germen de corrupción que afecta directamente, a los más necesitados. Creemos en el apoyo incondicional a las víctimas del terror nacionalista e islamista, sin concesiones a los asesinos ni a los que se benefician o NEGOCIAN CON LOS ASESINOS.

Ése es el verdadero debate del PP. No las personas, las ideas. Alguien ha defendido que no se resigna a la consigna, al todos a una, al borreguismo izquierdista de adoración al líder. ¿Respuesta? Le enseñan la puerta de salida. ¡Viva la Libertad de pensamiento y de expresión! ¿Es esto el PP o el Frente Popular? Pero por esa puerta no saldrá una sóla persona: saldrán miles, y con ellas, millones de votos. Y de ello sólo será responsable una persona: la que les haya indicado el camino de salida.

domingo, 20 de abril de 2008

La partida de ajedrez

Imaginemos que alguien válido, contrastado, ganador quisiera optar a dirigir el Partido Popular. Alguien que para millones de militantes supone una nueva y ansiada esperanza. ¿Cómo maniobrar para alcanzar el objetivo? El problema es el sistema electivo del PP. El sistema está pensado para que quienes decidan sean, precisamente, los que sólo quieren asegurarse su poder. Y recordemos que, por lo general, los mediocres y los trepas se cuidan muy mucho de que nadie objetivamente mejor que ellos les quite el sillón, a pesar de que incluso en su fuero interno sepan que esa persona es la mejor de las opciones para su empresa, negocio, o incluso para su patria. Ergo, las opciones del candidato pasan por ganarse a algunos que desearía cargarse. He aquí la gran cuestión: ¿A cuánto asciende esa factura? ¿Son personas de fiar? ¿Qué tiene que ganar y cuánto que perder el candidato de la esperanza? ¿Cuánto puede durar Rajoy incluso si es la única candidatura final en el Congreso? ¿Hasta las próximas europeas? ¿Hasta las próximas autonómicas? Hay quien incluso cree que el aspirante tan sólo tiene que sentarse a esperar el cadáver de su adversario pasar. Otros que debe dar ahora la batalla. La cuestión es: ¿Es útil dar una batalla a sabiendas de que se va a perder?¿No lo estarán provocando quienes quieren anular a un competidor peligroso ahora que juegan con las cartas marcadas, a sabiendas que no serían rival en campo abierto? Frialdad y estrategia. Es mucho lo que está en juego. Se trata de España. Se trata de la Libertad.

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sábado, 19 de abril de 2008

El punto de inflexión

Acabo de leer el discurso de Mariano Rajoy en Elche. Conclusión: más de lo mismo. Se extraen varias conclusiones aterradoramente claras. A saber:
1.- Dice Rajoy que no quiere un partido de una ideología. Que en el PP hay Liberales, Democristianos, Socialdemócratas... Y que el PP debe ser una suma de todo. Este tipo de partidos tiene dos ejemplos vivos en el mundo: PRI mejicano y Peronismo argentino. Señor Rajoy: no se puede contentar a todos todo el tiempo. Es el camino más directo para no contentar a casi nadie.
2.- Ha manifestado usted en la campaña perdida que en la educación el mérito es la base, que no se puede pasar de curso sin aprobar. Sin embargo, no se aplica usted sus teorías, por otro lado acertadas. Toma usted como modelo a su partido en andalucía, formación que no ha podido ganar una sóla elección en 30 años. Sin embargo pareciera que le molesta el éxito en según qué comunidades.
3.- Dice usted que el PP es de sus militantes. Niego la mayor: el PP se está convirtiendo en un partido de familias, de barones. Se contradice usted. Si el PP es de sus militantes, ¿Por qué dice usted que se queda "porque se lo han pedido sus compañeros"? ¿No sería más democrático y más respetuoso con sus adorados militantes pedir su confianza en un congreso abierto antes de decidir usted por todos nosotros? ¿Contamos para algo sus adulados militantes? Hechos son amores, don Mariano. A mí no me gusta que nadie hable por mí sin mi permiso. Es lo que tiene ser liberal, don Mariano, que ama uno su libertad como propia. Normal que a sus compañeros socialdemócratas les resultemos molestos. Me preocuparía lo contrario. ¿A usted no?
Saludos liberales.

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jueves, 17 de abril de 2008

El debate ideológico

Durante mucho tiempo se ha venido afirmando que los votantes del PSOE son un bloque compacto, que, pase lo que pase, son y se siente socialistas y por tanto, se identifican plenamente con el partido, o, incluso, a menudo, contra el contrario. Aceptado lo anterior, cabe preguntarse el porqué. No existen condiciones genéticas para considerarse de izquierdas o de derechas. Más bien uno opta en función de la cantidad y calidad de la información que recibe, y/o se preocupa por buscar. Por ello es tan importante el debate ideológico en la política española. Porque es probable que millones de españoles voten una opción que no se corresponde con su manera de actuar en su vida privada. ¿Cómo es eso posible? Sencillo: por la dictadura de lo políticamente correcto, por la apisonadora ideológica que día tras día entra en los hogares españoles, bien de manera directa en medios informativos, bien de manera indirecta a través de medios, en principio, de puro entretenimiento, pero a la postre trufados de ideología.


La pulsión totalitaria se hace presente en nuestros días disfrazada de opinión pública. Lo que antaño conseguía la policía, la checa, o el ejército, de manera burda pero brutalmente eficaz, lo consigue ahora "el Ministerio de la Verdad", disfrazado de telediario, de programa de variedades nocturno o de gala de los premios Goya... Tenemos ante nosotros un escenario puramente orwelliano. Por todo lo anterior, rehuír la batalla de las ideas, tratar de manejarse dentro de un panel de juego en el que las cartas están contínuamente marcadas, es un claro suicidio social y democrático.

Hoy, en el espectro político liberal-conservador, no hay espacio para políticos abúlicos, cansinos o perezosos. No hay lugar para políticos que no sientan en sus propias carnes la imperiosa necesidad de dar contínuo respaldo a principios acorralados por las terminales mediáticas. Es una cuestión de alternancia, de higiene democrática. No hay democracia si no se tiene la facultad de elegir libremente entre dos o más opciones ideológicas claramente diferenciadas. Es necesario alzar la voz clara y firmemente en defensa de una alternativa ideológica opuesta al socialismo, y defenderla sin rubor.

Volviendo al principio, la izquierda se agrupa bajo una marca, un distintivo, un logotipo claro y fácilmente reconocible: el socialismo. ¿Bajo qué se agrupa el principal partido de la oposición en España? ¿Cuál es su marca, su logo, su símbolo? Ni siquiera se atreven a defender dignamente el calificativo de "derechas", ocultándolo en un obtuso "centro" que por su inconsistencia no se cree nadie.

La diferencia clara entre las dos opciones políticas en España hoy en día es demoledoramente evidente: mientras en la izquierda el peor presidente de la historia, el peor preparado, el más inmoral, es capaz de arroparse bajo el lema de ser "rojo y socialista", en la derecha su opuesto, infinitamente más preparado, coherente y honrado, no es tan siquiera capaz de proclamarse liberal y/o conservador y defender con la cabeza alta sus ideas. El resultado: el peor manda y el mejor...obedece.

lunes, 7 de abril de 2008

Viaje al centro...de la nada

Insisten algunos sectores del PP en virar al centro,lo que supone asumir ciertas premisas. En primer lugar,insisten en "un giro",lo que implica necesariamente cambio de dirección,que a su vez significa variar el rumbo, por considerar erróneo el actual. Hasta aquí es aceptable. A mí tampoco me gusta el rumbo actual. Pero ¿hacia dónde viramos? ¡Al centro!,gritan los estrategas genoveses. ¿Qué es el centro?,nos preguntamos los ingénuos. Muy fácil:el centro es la indefinición constante, la renuncia a la ideología, la bandera de la cobardía y de la rendición. El centro no existe sin opuestos. Es una falacia ideológica,un contradios. ¿Cómo se puede generar ilusión vendiendo centrismo?¿Conocen algún partido centrista que gobierne alguna nación próspera? Yo no. Es más, ¿Alguien puede explicarme qué es ideológicamente el centro? Necesitamos un opuesto al socialismo,esa ideología caduca y antidemocrática en su origen,que ha costado tantos disgustos en el último siglo. Necesitamos derrotar ideológicamente a la trasnochada izquierda española. Tenemos la mejor ideología para ello: el fomento de la Libertad, y la mejor plataforma para su defensa: la nación española. ¿Y qué pretenden algunos? La renuncia sistemática a la batalla de las ideas, la deserción de los principios, la obtención del poder a toda costa. Esa es la mejor definición de centro:la creación de un monstruo burocrático que sustituya a un partido ideologizado, el fomento de clones funcionarios de la política, paniagüados. Existe otra alternativa. La de la valentía. La de la defensa de los principios en los que muchos españoles basan sus vidas. Existe el opuesto al socialismo. Es superior moralmente, tiene éxito en todo el mundo. Es la opción de la cabeza alta, de la seguridad, de la esperanza, de la modernidad y del progreso. Es el viaje hacia la Libertad. Es hora de decidir el rumbo. Un viaje nos lleva a la defensa de los valores que fundan las sociedades abiertas, a la defensa del ciudadano frente a la tribu, de las personas frente a la masa, a la defensa de la vida, de la Libertad de elegir, de la responsabilidad individual, del esfuerzo, de la propiedad, de la igualdad ante la Ley, del mercado libre. Nos lleva, en definitiva a lo que ha sido siempre la alternativa al socialismo, nos lleva a la ideología que más bienestar y desarrollo ha proporcionado a los hombres en la historia: el Liberalismo. El otro camino ya lo conocemos bien. Es el triunfo de lo gris, del perfil bajo, de la subvención, del fulanismo,de los principios de quita y pon. Es el famoso viaje al centro...de la nada.

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viernes, 4 de abril de 2008

La libertad sin complejos

Se plantean dos alternativas en el próximo congreso nacional del PP. Y no me refiero a alternativas personales. Se trata de dos visiones púramente ideológicas, las defienda quien las defienda: ¿Mimetizarse con el ambiente de pensamiento único social demócrata / socialista?¿Diferenciarse y defender valientemente una clara apuesta por el concepto liberal de España basado en la igualdad de sus ciudadanos? Basta de fulanismo. Primero principios, y después veremos quién los representa y defiende mejor. Lo contrario es, simplemente, el secuestro de la democracia por una panda de funcionarios de la política sin más interés que beber el maná que los inocentes ciudadanos les regalamos vía impuestos y tasas. La pregunta a los responsables de Génova es sencilla: ¿Qué modelo de España defienden? ¿Qué principios? ¿Qué alternativa al socialismo? Contestada ésta, pasemos al segundo acto, las mejores personas para defender los principios programáticos del partido. Los ciudadanos tenemos derecho a saber qué esperar del partido de la oposición y después saber quién da el mejor perfil para llevar a cabo esa tarea. La casa por los cimientos, no por el tejado, no vaya a ser que venga una mala "prisa" y el invento se nos venga abajo.

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