viernes, 12 de octubre de 2007

Discurso 12 de octubre en La Coruña (Coruña Liberal)


Queridos compatriotas,

Hace más de cinco siglos, un 12 de octubre, un grupo de héroes culminaba una aventura que cambiaría para siempre la historia de la Humanidad. Y lo hacía en nombre de un pueblo, de una cultura, de una nación. Cinco siglos después, nosotros recibimos el legado de aquellos héroes. Recibimos y honramos una cultura presente en todo el mundo, una lengua hablada por cientos de millones de personas, a un lado y a otro del océano que nuestros descubridores cruzaron. Y tras cinco siglos, hoy nos enorgullecemos de haber superado duras pruebas y de haber logrado una convivencia democrática, en paz y en Libertad. Una convivencia de ciudadanos libres e iguales ante la Ley, amparados por la Constitución de 1978 y unidos en torno a nuestra bandera y nuestro Rey. Porque eso es precisamente lo que simboliza la bandera que tenemos ante nosotros: Libertad, Unidad, Democracia y Justicia. Muchos esfuerzos y grandes sacrificios han sido el triste peaje que hemos debido sufrir para llegar a este momento histórico que empezó hace casi treinta años. Y esto ha sido un trabajo de todos. Porque la nación somos todos. Hoy, ante esta bandera, se hace necesario defender lo obvio. Se hace necesario defender que los símbolos de la nación a la que tenemos el orgullo de pertenecer no entienden de circunstancias políticas, ni de intereses espúreos. La bandera que ondea ante nosotros no excluye a nadie, no resta, no divide, no otorga privilegios, no merma la libertad. Antes al contrario, la bandera que nos une, la corona que nos representa, tienen un significado bien distinto. Son símbolos de Unión, de Convivencia, de Democracia, de Libertad y de Igualdad entre sus gentes. Representan una España, una nación, de la que nos sentimos legítimamente orgullosos. Hoy, España representa un concepto de sociedad abierta, libre, moderna, democrática. España es el resultado natural de siglos de brillante historia común, a la que tan profusamente han contribuído personas y gentes de todos sus rincones. Se hace necesario invocar aquí, en este rincón español del noroeste, en nuestra querida Galicia, en nuestra hermosa y liberal Coruña, la grandeza de nuestra cultura común, y de los personajes gallegos sin los que es imposible comprender nuestra España como Valle, como Don Camilo o como la gran Rosalía, por citar sólo algunos ejemplos.

Queridos compatriotas,

No creo escandalizar a nadie si afirmo que estamos ante un momento trascendental de nuestra historia. De un tiempo a esta parte venimos observando síntomas preocupantes de degeneración de la convivencia. Asistimos a un permanente cuestionamiento de los elementos que nos unen y a una exaltación cada vez más agresiva de consignas que nos dividen. Hoy, se esconde nuestra bandera y se cuestiona nuestra historia y nuestra misma existencia. Incluso hay quien personaliza sus odios contra nuestro más alto representante, contra nuestra corona. Y permitidme que hoy, en el día de nuestra nación, de nuestra cultura, en el día de España y de la Hispanidad, haga público un homenaje expreso hacia su más alto representante, su Majestad el Rey Don Juan Carlos. Su labor y su trabajo, su fe en España y en su progreso, su generosidad y empeño en que nos dotáramos juntos de un sistema democrático, moderno y de convivencia en paz, es y será siempre reconocido por todos los españoles.

Queridos compatriotas,

Honrar nuestra historia común, nuestros símbolos y nuestro modelo de convivencia, es honrar a todos y cada uno de los españoles, sin distinción de credo, ideología o condición. Todos somos España. No hay mejor síntoma de progreso y modernidad de una nación que conocer y honrar su historia, sus gentes y sus símbolos, de una manera tranquila, serena, pero también orgullosa. Decir España es decir los ciudadanos que la forman, cada uno con sus peculiaridades, con sus tradiciones, pero todos unidos para avanzar con más fuerza, para progresar, para convivir en armonía. No hay en el concepto de nación española una idea negadora e intolerante, sino un tronco común compartido por todos, enriquecido por la diversidad de sus gentes. Por ello, es para mí un honor poder expresar públicamente mi orgullo por pertenecer a esta gran nación. Creo hablar en nombre de todos los presentes cuando expreso mi firme voluntad de seguir escribiendo juntos páginas de nuestra historia. Creo que todos, absolutamente todos, somos importantes en nuestro común proyecto. Creo que es hora de abandonar las hipotecas, los lastres, y luchar por aquello que con tanto trabajo conquistamos hace casi treinta años. Defender hoy España y sus símbolos es defender la Libertad y la Democracia.

Hoy, 12 de octubre, no quiero acabar estas humildes palabras sin hacer una última reflexión. No quisiera dejar pasar la oportunidad de rendir un sentido homenaje a todos aquellos que creen en España, y que arriesgan su bienestar y a veces su vida, por defender la libertad de todos los españoles. Por ello, quisiera rendir un sentido homenaje, a las víctimas del terrorismo, asesinadas por el mero hecho de ser o sentirse españoles, a Regina Otaola, amenazada de muerte por no querer avergonzarse de la bandera española, a Albert Rivera, por defender la libertad de sentirse legítimamente español y catalán, y a todos aquellos que luchan diariamente porque no se impongan restricciones a nuestros hijos a la hora de expresarse en el idioma común de todos los españoles. De igual forma mi más sentido homenaje a todos nuestros militares y voluntarios que, en tierras lejanas, contribuyen a que muchas personas en el mundo identifiquen España con Libertad y con Justicia, y especialmente a las familias de aquellos que dejaron su vida en esa honorable labor.

Queridos amigos, hoy, 12 de octubre de 2007, quisiera que alzárais la voz a favor de todo aquello que nos une, a favor de la Convivencia, de la Unidad, de la Democracia, de la Libertad, de la Igualdad de las personas, que alzárais la voz para rendir homenaje a España, a su bandera y a su Corona. Por eso os pido que me acompañéis y gritéis conmigo:

¡Viva la Libertad!, ¡Viva el Rey!, ¡Viva España!