martes, 11 de marzo de 2014

11 M: diez años después

Hoy se cumplen diez años de la masacre que cambió la historia de España. Diez años desde que España mostró al mundo su cara más cobarde, su cara más cainita, el reverso de la moneda de la leyenda del arrojo español, la renuncia a nuestro más genuino carácter, la mayor involución democrática de nuestra reciente historia. Hoy hace diez años del día que lo cambió todo. Vaya desde aquí, antes y por encima de todo, mi sentido pésame a todas las víctimas y mi reconocimiento a todas ellas y a todos cuantos ayudaron en las difíciles tareas de esas horas iniciales y posteriores al mayor atentado de nuestra historia. 

Supongo que este martes todo el mundo se preguntará eso de "qué hacías tú aquel día". Yo dejaré aquí mi pequeña historia, no sólo de aquel día, sino de los días siguientes a la masacre y mis sensaciones:

Por aquel entonces yo no militaba en ningún partido político, aunque toda mi vida había votado a la derecha en España. De hecho, como en casi todas las elecciones, en aquella ocasión me disponía a colaborar con el Partido Popular en las mesas electorales, como interventor o apoderado, echando una mano en el siempre reconfortante proceso democrático. Tras las tempranas noticias del atentado, recuerdo vivamente las sensaciones de aquel día: el horror de las primeras horas, el desconcierto generalizado, la convicción general de que ETA había jugado su siniestra carta en las elecciones (como siempre había hecho o intentado hacer y como haría después), la posterior y escalofriante sensación de que la culpa del horror se trasladaba de los asesinos a los millones de votantes del partido popular y al gobierno de España. Recuerdo vivamente las sensaciones de dolor, de tristeza aguda ante la reacción cainita, visceral, irracional y violenta de amplios sectores de la izquierda española, tratando de lanzar los muertos sobre el gobierno legítimo de la nación, recuerdo la vergonzosa maniobra mediática de la izquierda, que rápida y hábilmente abandonó su propia tesis sobre la autoría etarra del atentado, con el único propósito de voltear las elecciones. 

Tengo todavía muy presente toda la escalada de odio organizado, canalizado y potenciado no hacia quienes habían volado los trenes, sino hacia quienes parecían para muchos los verdaderos enemigos y carniceros: los representantes legítimamente elegidos y cuantos osáramos defender lo obvio, que de un atentado los únicos culpables son los terroristas. 

¡Cómo olvidar esos momentos!¡Cómo olvidar la infame campaña de la cadena SER y todo el grupo PRISA, lanzando a la muchedumbre contra las sedes del PP! Nadie tiene que recordarme tal vileza, por una sencilla razón: yo estuve allí. Me tocó acudir a la sede coruñesa del Partido Popular varias veces durante esos días, me tocó ver cómo  simples ciudadanos (algunos sin carné) éramos insultados, escupidos, cómo no podíamos salir de la sede, cómo tuvimos que llamar a la delegación del gobierno para que nos mandaran protección, cómo un servidor tuvo que salir a acompañar a una concejal electa hasta su coche atravesando una jauría humana que nos insultaba. A nosotros, a ciudadanos que jamás habíamos matado una mosca. ¡Cómo olvidar la reacción tan diferente de otras democracias ante trances similares! 

Recuerdo vivamente la sensación que hundió a todos los presentes en la sede popular de La Coruña cuando la radio informaba de la aparición "milagrosa" de la cinta con oraciones del Corán. Recuerdo vivamente cómo todos nos temíamos lo peor, conociendo la vileza de nuestra izquierda, su deslealtad congénita. Era evidente: se abría la veda, la caza contra todo aquel que osase discutir desde ese momento mismo la versión perfecta para la vuelta de la izquierda al poder. Ni siquiera nos permitieron el duelo por tanto compatriota muerto o herido, es más, nos hacían culpables de su destino. Terrible. 

Mi cabeza "rumiaba" una y otra vez la misma idea: la historia se repite, la izquierda volverá al poder justo tras un suceso traumático y aún aprovechándose de él y del terror, del miedo. Había pasado antes, en 1981, y aún antes, en 1934. Y pasaría después...

¡Cómo olvidar la noche del domingo electoral cuando, abatido por la evidencia, un sms sonó en mi móvil. Un viejo y querido amigo, que venía como yo de alguna mesa electoral en otra punta de Galicia decía lo que millones de personas sentimos esa noche: "Querido amigo. Te mando un abrazo. Me duele España". ¡Cómo olvidar! El 11 M lo cambió todo en España. Si alguien pensaba truncar la exitosa línea de la democracia española, a buena fe que lo consiguió con creces. Noqueó a media España, espoleó lo peor de la otra media, y hundió a nuestra nación en una mezcla de miedo, cobardía y vergüenza insólitas en nuestra historia. Lo que vino después, lo que nació de tal infamia, sólo pudo ser la consecuencia de ese desastre. Y esa consecuencia tuvo nombre y apellidos: José Luis Rodríguez Zapatero. 

Algunos ilusos pensaron que el 11M había aniquilado a la derecha en España propiciando el auge del PSOE de ZP. Se equivocaron por defecto: no sólo aniquiló a la derecha, sino que aniquiló igualmente a la parte digna de la izquierda, la más aseada intelectual y políticamente. Primero ZP y después Rajoy, han sido el subproducto del detritus nacional que supuso el 11 M.

Pero volvamos a mi historia personal. Como decía, nunca había militado formalmente en partido político alguno. Sin embargo, esos días tomé una determinación ante el acoso total hacia todo lo que oliese a derecha. En los momentos de máxima dificultad, cuando ser del PP era verdaderamente mal visto, sentí la obligación moral y patriótica de tomar partido, de dar un paso al frente, afiliarme y defender los principios en los que siempre he creído, poniendo mi granito de arena en el dique de contención de la ola de progresismo radical que nos esperaba. Entré en política cuando más difícil era defender mis ideas.

Diez años después, con tristeza, casi tanta como aquel fatídico día (casi, porque nada es comparable al vil asesinato físico de tantos compatriotas), debo decir, honradamente, que España sigue hundida en el fango de la ignominia. Seguimos siendo el resultado de aquella renuncia colectiva a la dignidad. Y, como ZP, este PP no es más que una lógica consecuencia de todo aquello.

Quienes entramos en política en aquellos años, vemos hoy con desgarradora evidencia que el argumento de rendición de ZP, antaño contra el islamismo y la ETA, es hogaño el mismo argumento "apaciguador" que preside la política antiterrorista del gobierno actual, quien, además de negarse desde el gobierno a facilitar y liderar la investigación de la masacre de 2004, ha dado muestras sobradas de seguir la hoja de ruta de ZP en relación a ETA, lo que podría dar lugar a pensar en una hipotética correlación entre ambos sucesos: la evidencia de que una de las organizaciones más beneficiadas del atentado del 11 M, lo haya perpetrado quien lo haya perpetrado, ha sido, precisamente la banda terrorista ETA y los nacionalismos catalán y vasco.

Desde aquel 11 M de 2004, en el que algunos estúpidos decían aquello de "ETA se ha pasado" o "ETA no haría tal barbaridad" (como si no hubiera hecho masacres toda su negra vida), ETA ha visto al Estado, primero con ZP y ahora con Rajoy, claudicar sistemáticamente ante sus posicionamientos políticos de toda la vida. ¡Y qué decir del nacionalismo "dizque" moderado (si me permiten la ironía) catalán y vasco!

Casi diez años nos ha costado a algunos ver la cruda realidad. La evidencia de que España es gobernada en turno por dos partidos que obvian el mayor ataque a nuestra democracia, a nuestra dignidad como nación occidental y se han acostumbrado a pastorear y fomentar la cobardía de su pueblo en lugar de alimentar su recuperación y su confianza. Dos turnantes organizaciones que han decidido entregar España a sus enemigos, que han decidido que España y los españoles no merecemos la pena, salvo para servir de ganado o rebaño al que "trasquilar" y seguir vendiendo la lana fuera, a ser posible en Suiza, o con algún ERE como excusa...

Y hete aquí que, de la misma manera que había entrado en el PP cuando ser del PP era un estigma social (justo tras el 11 M), decidí irme cuando el PP tenía más poder que nunca en España. Mucho poder, sí, pero nulo contenido. El partido de Aznar se había convertido en un vigoréxico partido sin cerebro, sin ambición, sin más valores que la mera supervivencia en la poltrona. Y el santo y seña de entrada en la maquinaria del poder era, entre todas los demás, la aceptación de la versión oficial del 11 M, quizá como símbolo del cambio de rumbo "mejicano" del Partido Popular, entregado al modelo social zapateril, e incapaz de mostrar la valentía de luchar por los valores de sus bases, pervirtiéndolas y convirtiendo al PP de Aznar en una especie de PSOE bis que garantice la pervivencia de un sistema cleptocrático antiespañol.

Con todos esos ingredientes, y habiendo probado también los sinsabores del cainismo en organizaciones de menor entidad, pero acaso de idéntico gen servil y populista aderezado de personalismo mesiánico, vuelvo, diez años después, a plantearme la misma pregunta: ¿debemos seguir con el empeño patriótico de tratar de sacar a España del pozo de la historia? ¿Es la España de hoy mejor que la de hace diez años? ¿Cómo contribuír a que la España de dentro de diez años sea mejor que la de ahora? ¿Qué España quiero dejarle a mis hijos? ¿Qué les diré si España se despeña en el abismo y me preguntan qué hicimos nosotros por evitarlo?

Creo un deber moral encontrar respuestas a todas esas preguntas, por el bien de mi país, de mis hijos, de mis compatriotas. Por eso hoy, diez años después, y con el recuerdo de las víctimas, de todas las víctimas de la barbarie terrorista, sea cual sea la franquicia, me siento más obligado que nunca a luchar humildemente por los millones de españoles que no se resignan, que, a pesar de la orfandad, del total abandono de sus supuestos representantes, siguen viviendo de acuerdo a principios morales sólidos. Los millones de españoles que se resisten a que su nación sucumba ante la desidia de quienes juraron defenderla. Millones de españoles, en suma, que se resisten de dejarse llevar dócilmente al matadero de la historia y que ven con temor la posibilidad de un estallido social que traiga soluciones populistas y oportunistas. Millones de españoles que no quieren revolución, sino regeneración democrática.

Porque en el compromiso con los demás anida la esperanza. Porque mientras quede aliento, muchos lucharemos patriótica y democráticamente por levantar nuestro país, si es necesario desde sus cimientos. Porque, a pesar de todo, todavía hay España. Puede que esté callada, o puede que esté gritando en silencio. Puede. Comprobémoslo juntos. Creo, sinceramente, que, hoy por hoy, sólo hay una manera de saber cuánta fuerza queda en España, cuantos españoles estamos dispuestos a cambiar el rumbo de nuestra nación. Y sobre esa fuerza, reconstruír y regenerar nuestra patria. Sólo hay un camino: dejando hablar a los españoles silentes. Esa mayoría silenciosa que trabaja y trata de sacar el país adelante, pero que cada vez está más harta, más ahogada, más desesperada. Démosle voz, devolvamos la voz a España. Por los que están, por los que se han quedado en el camino y por los que vendrán. Para que este ominoso silencio no lo cubra todo y nos lleve al desastre. Hay que romper el silencio, hay que alzar la voz.
11 de marzo de 2014: diez años después, toca seguir luchando. Una vez más, y las que hagan falta. Por España.

Salud y Libertad

lunes, 18 de junio de 2012

Rajoy, ¿nuestro Churchill o nuestro Chamberlain?

Con gran tristeza debo decir, en la vuelta al blog, que se han cumplido mis peores presagios. El nuevo gobierno, al que he votado, está totalmente equivocado en sus análisis y estrategias. Si ya he defendido públicamente el tremendo error de las primeras medidas del gobierno Rajoy: subida de IRPF, amnistía fiscal y subida de impuesto de Sociedades a las empresas más productivas y eficientes de la nación, ahora debo reconocer que dichas medidas no fueron un error, fueron más bien un síntoma de la peor enfermedad en la que puede incurrir un gobierno en tiempos de crisis. El gobierno sigue anclado en las políticas de centrismo electoralista, de caminos a medias y de iniciativas pensadas para que no hagan perder votos al partido en el gobierno. Siguen gobernando en la creencia de que lo importante es mantenerse. Y, por evidente que parezca, se han olvidado de que estamos inmersos en la mayor y más grave crisis moral, institucional, y, en consecuencia, económica, de España de las últimas décadas. No se han dado cuenta de que su misión, bajo esa mayoría absoluta que los españoles les han otorgado, es SALVAR a la nación, muy probablemente de la única manera posible: inmolándose electoralmente, adoptando las drásticas medidas que el país necesita. Y hablamos de medidas DE VERDAD: el desmantelamiento total de ese engendro antihistórico que es el Estado de las Autonomías, reducción drástica de empleados públicos y administraciones, y reducción, bajo el principio de subsidiariedad, del Estado del Bienestar por ineficiente, costoso y lastre de España. Todo lo demás es corresponsabilidad con el desastre y el hundimiento de la economía española. Yo, y creo humildemente que millones de españoles, votamos al señor Rajoy en la esperanza de que entendiese lo crítico de la situación y para que se reafirmase en las politicas que funcionaron con los gobiernos de Aznar (aunque ciertamente tampoco Aznar fuera un verdadero liberal en muchos aspectos). Pero comprobamos con una mezcla de estupor, sorpresa e indignación, que no se han enterado de nada. Siguen jugando a las políticas del avestruz, con el presidente de España absolutamente escondido y sin dar la cara ante la opinión pública, ocultando a los españoles la gravedad de la situación (aunque me temo que los más de cinco millones de parados ya son plenamente conscientes), y sin tomar ni una sóla de las medidas drásticas que la nación necesita. ¿Puede soportar España un organización institucional de 17 Estados?¿Puede soportar una Sanidad desbocada?¿Puede soportar una Educación estatalizada y de unos resultados absolutamente mediocres, que condenan a generaciones de españoles al paro?¿Puede soportar un nivel de funcionarios tan descomunal?¿Puede soportar un mercado laboral secuestrado por esa inmundicia llamada "convenios colectivos"? ¿Puede soportar la INMORALIDAD de ver cómo los POLÍTICOS han quebrado las cajas de ahorro y ahora nos ENDEUDAN para recatarlas sin exigir si quiera responsabilidades de las personas que estaban en sus consejos de administración (partidos, sindicatos, etc)?¿Puede soportar que el Estado siga FINANCIANDO, con impuestos de todos, sindicatos, partidos, patronal? Y por último, ¿será el gobierno capaz de tomar estas medidas? Me viene a la cabeza un ejemplo histórico que algunos debieran recordar a menudo. Me acuerdo de Neville Chamberlain, ese político inglés que defendió la teoría del "apaciguamiento" ante Hitler y los nazis, negándose a ver la realidad que tenía ante sus narices. No supo o no quiso enfrentarse al mayor peligro que amenazaba a su nación. Y la cosa acabó como acabó, porque la realidad no cambia por el hecho de que uno cierre los ojos y no la quiera ver o enfrentar. Conviene también recordar cómo acabó Mr. Chamberlain una vez constató su fracaso: dimitió y dio paso a un tal W. Churchill, que, este sí, empezó su mandato diciendo a los ciudadanos británicos, sin tapujos, cuál era la realidad y el futuro que esperaba a UK a corto plazo. Ya saben: sangre, sudor y lágrimas. Y el pueblo lo entendió, le dio el mando, ganó la guerra...y lo despidió. Una leyenda de la política, que vivió en sus propias carnes la ingratitud de la política, pero que realizó uno de los actos más patrióticos que se recuerdan en UK, porque entendió que su nación estaba muy por encima de los intereses electoralistas o partidistas. La pregunta es obvia: ¿tiene España un Churchill en la Moncloa o en la recámara? Veremos. Por último, y para ser justos, Mr. Chamberlain, una vez se quitó de en medio, prestó su apoyo total a Churchill, incluso apoyando su nombramiento. Una muestra de grandeza, de patriotismo y de humildad que también debiera servir de ejemplo en esta España cainita y partitocrática. Salud y Libertad

lunes, 5 de marzo de 2012

Infanticidio y aborto, ¿valores liberales?

Retomo el hilo de este blog, asqueado por un artículo publicado por una revista "dizque" científica en la que se justifica moralmente, nada más y nada menos que el INFANTICIDIO, esto es el asesinato de un recién nacido una vez producido el parto, y aún después de varios meses. Como lo oyen. Y, siendo esto una verdadera atrocidad y una inmoralidad, no deja de tener un argumento coherente con las teorías defensoras de la cultura de la muerte, esto es, el aborto y la eutanasia. Nada nuevo bajo el sol: dignos herederos de la eugenesia y la "pureza de la raza" proclamadas por regímenes que creíamos ya olivdados.
Como era de previsible, las reacciones no se han hecho esperar y la revista ha recibido numerosas quejas y críticas de diversos sectores. Pero hete aquí que la publicación y los autores del infecto artículo (supuestos "popes" de la bioética), han contestado quejandose de las críticas de aquellos que van en contra de "los valores de las sociedades liberales". Por tanto, hemos de suponer que los "valores liberales" incluyen privar al ser humano de toda dignidad y clasificar las vidas en útiles y no útiles, eliminando éstas últimas, o defender la cultura de la muerte, esto es el aborto y la eutanasia. Nada más lejos de la realidad. Soy consciente, y muchos antes que yo, de que el término liberal ha sido prostituido y usurpado demasiadas veces. Pero esto ya es el colmo. Que se pretenda pasar por liberal el INFANTICIDIO es inaceptable. Veamos:
El concepto de sociedad liberal se basa en tres premisas irrenunciables que todo liberal debería conocer y defender: VIDA, PROPIEDAD Y LIBERTAD.
Resulta patético, por evidente, tener que recordar a estas alturas que el primero y fundamental de los derechos humanos es el DERECHO A LA VIDA. Sin ese derecho, ninguno más tiene sentido. Por lo tanto, mal se pude defender la Libertad si se niega a CUALQUIER SER HUMANO, su más elemental derecho, cual es NACER, vivir.
En cuanto a la Propiedad, si se defiende el derecho a la vida, se ha de defender que la vida de cada ser humano LE PERTENECE A ÉL Y SÓLO A ÉL, y ninguna tercera persona ni Estado es nadie para interferir en la más preciada de las propiedades de un ser humano, SU VIDA. Todo el mundo, por tanto, tiene derecho a disfrutar de su vida, porque toda vida es digna.
Y en cuanto a la Libertad, nuevamente se ha prostituído el término. Existen muchas definiciones de libertad (negativa, positiva, etc) pero, en mi opinión, no existe el concepto Libertad sin su alter ego, la Responsabilidad, no hay la una sin la otra. La ausencia de responsabilidad, de obviar cualquier sentido moral a nuestas elecciones, de renuncia a ponernos límites por encima de nosotros (sin entrar en si ese límite es Dios, la Moral Universal, o la Ley Natural), siginificará la llegada del relativismo primero, y del nihilismo después, con sus funestas consecuencias padecidas por millones de personas a lo largo de la historia. En conclusión, no hay Libertad si nuestro sentido de la Responsabildiad de nuestras elecciones no está cimentado en valores firmes y que trasciendan al ser humano. Sin límites, sin autocontrol, sin valores, el ser humano se bestializa y la vida se reduce al capricho de nuestros placeres.

Pero otra de las premisas básicas en el orden social liberal es LA LIMITACIÓN DEL PODER. Alguien que se precie de ser liberal ha de ser desconfiado por naturaleza con el poder. Ha de ser un firme defensor del gobierno limitado. Cualquier liberal sabe que el poder corrompe, y que el Estado puede ser una máquina letal que devora los derechos y las haciendas de los ciudadanos. Por lo tanto, ningún liberal puede defender criterios eugenésicos o eutanasias, pues ha de ser sabedor de la peligrosísima ventana que se abre contra los ciudadanos, y aún de entre ellos, contra los más indefensos, los nasciturus, los fetos, los bebés, los niños o los ancianos o discapacitados físicos y psíquicos. De la defensa de la eutanasia o el aborto (no digamos el infanticidio), al exterminio, hay pocos pasos.

Volveré sobre este tema en más ocasiones, pero valgan estas líneas para mostrar mi doble indignación por el artículo antes mencionado y la revista en la que fué publicado (que, obviamente, tiene todo el derecho del mundo a publicarlo, pero también a recibir durísimas críticas por ello): la atrocidad moral argumental del propio artículo (que trataré de desmontar en otro post), y la insidia de calificar de liberal los valores de la contracultura de la muerte. No hay sociedad liberal que funcione sin cimientos morales sólidos en defensa de la VIDA, LA LIBERTAD Y LA LIMITACIÓN DEL PODER.

Salud y LIbertad

martes, 26 de julio de 2011

Caso Faisán, ¿colaboración con banda armada?

Ha quedado clara la línea de defensa que los imputados por el caso Faisán, entre otros, nada más y nada menos que el Jefe Superior de Policía del País Vasco y el ex-director general de la Policía, es interpretar el artículo 576 del Código Penal vigente en el sentido de excluír de la aplicación de este tipo penal las conductas de colaboración si los actores del delito no comparten los fines o ideología de la organización terrorista con la que han prestado colaboración. Así al menos lo interpreta, para sorpresa de tirios y troyanos, la Fiscalía General del Estado, a través de la Fiscalía de la Audiencia Nacional, que asimila la línea de defensa de los imputados en este punto. A este respecto, cabría resaltar que el citado artículo se pensó específicamente para los supuestos como el del Caso Faisán, es decir, para los supuestos en los que, sin mediar concurrencia con los fines o ideas de las organizaciones terroristas, alguien realiza un acto de colaboración con éstas. En este sentido, cabe destacar que la interpretación que el Tribunal Supremo realiza de la conducta típica del citado artículo es clara y contundente, y se aleja de la línea de defensa de los imputados del caso Faisán.

Así, la Sala Segunda, de lo Penal, del Tribunal Supremo, en su Sentencia de 22 de mayo de 2009 ofrece una interpretación del citado artículo que, por otra parte, recoge la copiosa jurisprudencia del Supremo en relación con este tipo penal. Dice el Tribunal Supremo que:

1.- "El tipo delictivo descrito en el art. 576 CP, despliega su más intensa funcionalidad en los supuestos de colaboración genérica que favorezcan el conjunto de las actividades o la consecución de los fines de la banda armada, constituyendo su esencia poner a disposición de la organización, conociendo sus métodos, informaciones, medios económicos y de transporte, infraestructura o servicios de cualquier tipo, que aquélla obtendría más difícilmente sin dicha ayuda externa, prestada precisamente por quienes, sin pertenecer a ella, le aportan su voluntaria colaboración, prescindiendo en todo caso de la coincidencia de los fines."

2.- Se trata de un delito de "mera actividad o peligro abstracto, como se deduce del último párrafo del apartado segundo del precepto (cf. SSTS 1230/1997, 197/1999 o 532/2003).

3.- "También se ha puntualizado (STS 800/2006, de 13 de julio), que el delito de colaboración con banda armada, organización o grupo terrorista exige que la aportación sea objetivamente relevante, pero no que como consecuencia de ella se alcance el éxito pretendido. Es decir, basta que la acción sea potencialmente eficaz. Pero también es necesario que se describa suficientemente cuál es el acto de colaboración, sin imprecisiones ni vaguedades."

4.- "Son notas distintivas del delito de colaboración -entre otras, STS 29 de noviembre de 1997 -, a) su carácter residual respecto del delito de integración; b) es un tipo autónomo que supone un adelantamiento de las barreras de protección por razones de 166/536 política criminal, de suerte que si los actos de colaboración estuvieran relacionados, causalmente, con un hecho delictivo concreto se estaría en el área de la participación en tal delito -nuclear o periférico- pero no el de la colaboración; c) por ello, es un delito de mera actividad y de riesgo abstracto que se suele integrar por una pluralidad de acciones por lo que tiene la naturaleza de tracto sucesivo, el propio tipo penal se refiere a la colaboración en plural «...son actos de colaboración...» y d) se trata de un delito doloso, es decir, intencional en el sentido de que el dolo del autor debe conocer y querer la colaboración que presta a la banda armada, estando incluido el dolo eventual para colmar las exigencias del tipo.

5.- "La esencia del delito de colaboración con banda armada consiste en poner a disposición de la misma, conociendo sus métodos, determinadas informaciones, medios económicos o de transporte, infraestructura o servicios de cualquier tipo, que la organización obtendría más difícilmente -o en ocasiones le sería imposible obtener-, sin dicha ayuda externa, prestada precisamente por quiénes, sin pertenecer a ella, le proporcionan su voluntaria aportación."

6.- "El delito de colaboración con banda armada incluye aquellas acciones que, realizadas voluntariamente con este fin, facilitan cualquier de las actividades de la organización, y no solamente las acciones armadas. Y ello prescindiendo de la coincidencia de fines, pues lo que aquí se sanciona no es la adhesión ideológica ni la prosecución de determinados objetivos políticos o ideológicos, sino el poner a disposición de la banda armada determinadas aportaciones, conociendo que los medios y métodos empleados por la organización consisten en hacer uso de la violencia, es decir, del terror y de la muerte"

Analizado lo anterior, y teniendo en cuenta que nadie niega el "chivatazo" a la ETA, sino que se pierden en determinar las responsabilidades penales de cada uno de los imputados en la participación del citado hecho cierto (la llamada a Joseba Elosúa para "avisarle" de que le estaban siguiendo), cabría hacerse las siguientes preguntas:

1.- ¿Conocían los mandos policiales las actividades que llevaba a cabo la banda terrorista ETA en España? Es decir, ¿conocían cuál era la procedencia del dinero que se pretendía hacer llegar a la banda?¿conocían a qué iba a ser destinado? La respuesta es obvia: más de 30 años asesinando a casi mil personas y extorsionando a empresarios y personas en el País Vasco hacen impensable cualquier ignorancia exculpatoria en los imputados del caso Faisán.

2.- Siendo un delito de mera actividad o de peligro abstracto, es decir, siendo innecesario que el chivatazo haya tenido o no el resultado pretendido, bastando con que éste se haya producido, ¿tiene relevancia el hecho de que, con posterioridad, y en una operación ajena a los hoy imputados, se procediese a la detención de Elosúa y otros?

3.- Si fuese requisito indispensable la coincidencia de fines e ideas con la banda terrorista para que exista delito de colaboración con banda armada, ¿para qué existiría en el Código Penal un delito específico de integración en banda armada que exige ESPECÍFICAMENTE "participar en sus fines, aceptar el resultado de sus actos y eventualmente realizar actos de colaboración que, por razón de su integración, se convierten en actividades que coadyuvan a la finalidad que persigue el grupo."?

Todo ello sin olvidarnos del texto recogido en el artículo 576 bis 1 : "El que por cualquier medio, directa o indirectamente, provea o recolecte fondos con la intención de que se utilicen, o a sabiendas de que serán utilizados, en todo o en parte, para cometer cualquiera de los delitos comprendidos en este Capítulo o para hacerlos llegar a una organización o grupo terroristas, será castigado con penas de prisión de cinco a diez años y multa de dieciocho a veinticuatro meses." y en el artículo 576 bis. 2: "El que estando específicamente sujeto por la ley a colaborar con la autoridad en la prevención de las actividades de financiación del terrorismo dé lugar, por imprudencia grave en el cumplimiento de dichas obligaciones, a que no sea detectada o impedida cualquiera de las conductas descritas en el apartado primero de este artículo, será castigado con la pena inferior en uno o dos grados a la prevista en él.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Democracia Real....¿ya?

He leído las propuestas de democraciarealya y....¡qué horror! Estos chicos no se han enterado de nada. Punto uno: demuestran no tener ni idea de lo que es el mercado o el capitalismo, porque lo que hoy tenemos en España dista mucho de ser libre mercado, y así nos va.

Punto dos: demuestran una total incoherencia, pues piden al mismo tiempo democracia real y aumento del Estado, lo que es, en sí mismo, una contradicción en los términos.

A mayor poder estatal, mayor poder de la casta política, luego menos poder a los ciudadanos y menos democracia. De libro, estos no se enteran de nada. El capitalismo no es el problema, es la solución. Más libertad y menos Estado. Esa es la única manera de salir de este atasco. Si hemos llegado a este nivel de corrupción, desastre moral y económico es, precisamente, porque nos hemos olvidado de los valores realmente importantes: el esfuerzo, la responsabilidad individual, la defensa de la libertad y la oposición frontal a la intromisión del Estado en decisiones que, por definición tienen un carácter individual: cuándo quiero jubilarme y cómo quiero asegurarme mi pensión, qué tipo de enseñanza quiero para mis hijos, qué idioma oficial quiero hablar, qué quiero comer o fumar,qué sistema sanitario quiero contratar, cuántas horas quiero trabajar, qué tipo de moral quiero para mi familia...y tantas otras. No menos importante es la claudicación ante ideologías identitarias, que fragmentan en lugar de unir, que exaltan constantemente la diferencia y aplastan lo común.

Y todas estas renuncias nos han traído como consecuencia una casta política que se sabe intocable, pues ve cómo los ciudadanos imploran su clemencia en lugar de luchar por su propio destino. ¿Cómo se va a regenerar la política española si sólo sabemos llorar a los políticos para que nos ayuden?

No se entiende que estos chicos pidan "cadenas" para solucionar los problemas: que si expropiación de viviendas por el Estado, que si jubilación a los 65 "por narices", que si el Estado debe decidir dónde deben invertir los bancos, que si ¡banca pública!, que si reparto del trabajo "por ley",que si ayudas al alquiler, que si subsidios...o sea menos Libertad para todo y más poder de decisión al Estado. ¿Y éstos son los que se quejan de los políticos? ¡Pero si les quieren dar TODO el poder!
¿Cómo se puede engañar así a la gente? ¿Cómo se puede pedir democracia real al mismo tiempo que se le pretende otorgar todavía más poder a los políticos, o sea, al Estado? ¿Cómo se pueden plantear como solución al problema de la banca....¡que los políticos se metan a banqueros!? ¡Pero si ellos han sido los que han quebrado las cajas!

¿No será el problema, precisamente, que NO HAY LIBRE MERCADO y que el poder político en España, o sea, el sector público, HA CRECIDO DESMESURADAMENTE y se ha metido a regular hasta nuestras decisiones más íntimas? ¿No sería más razonable pedir LA REDUCCIÓN DEL ESTADO, DE LAS ADMINISTRACIONES, DEL PODER DE LOS POLÍTICOS, en fin? Pues no, señores, estos tíos pretenden justo LO CONTRARIO. Lo dicho, estos chicos deberían cambiarse el nombre, deberían llamarse "República Democrática Española" en homenaje a la Alemania comunista o a la "democracia" popular cubana, que tanto gusta a personajes del movimiento como Willy Toledo. Estos tíos suenan más rancios que Tomás Gómez, que ya es decir... Por favor, señores, la solución no está en el intervencionismo, origen de esta crisis.

Más Libertad, y menos Estado. El capitalismo no es el problema, es la solución.

Salud y Libertad

jueves, 24 de marzo de 2011

La carcajada del Faisán

Ha vuelto. Tras unos días de descanso, dizque por enfermedad, el rasputín Rubalcaba regresó al Parlamento para hacer lo de siempre: escurrir el bulto, y esquivar las ráfagas que disparan desde la bancada de la oposición. Ni un mal gesto, ni una sola explicación, ni una sola muestra de respeto hacia la cámara de representación de la soberanía nacional. Pero esta vez ha ido un paso más allá: se ha permitido tomar a chirigota las preguntas de la oposición sobre un asunto tan grave como el "caso Faisán", el chivatazo a la ETA, desde el Ministerio del Interior, avisando a los etarras de una operación policial contra su red de extorsión.

Poco le importa al eterno vicepresidente el hecho de que, desde su Ministerio, alguien se "chivara" a la ETA, esa banda de asesinos de españoles. Poco le importa que ese chivatazo permitiera a ETA seguir recaudando dinero para armarse y matar españoles. Poco le importa que la imagen de la Policía se haya visto quebrada por el episodio más nauseabundo de su historia.

Claro que poco le importó hace siete años manipular a favor del PSOE el mayor atentado de la historia de España, afirmando que "el mejor homenaje a las víctimas" del 11M era investigar hasta el final la masacre...para, llegado al gobierno, afanarse en que no se sepa la verdad de aquella matanza. Ya se sabe: España no se merece un gobierno que nos mienta...salvo que sea socialista.

El hombre que carece de escrúpulos ha vuelto. Lo mismo ejerce de portavoz de un gobierno que montó un grupo terrorista para, supuestamente, acabar con ETA (al final ETA siguió donde estaba mientras algunos se llenaron vergonzosamente los bolsillos con los fondos reservados), que justifica un "proceso de paz", o sea de negociación, con los asesinos etarras.

Con todo, lo más preocupante del personaje, amén de él mismo, son sus palmeros. Escuchar a la tercera autoridad del Estado, al Presidente del Congreso, decir que le costó contenerse y no estallar en carcajadas tras la última gracieta parlamentaria de Rubalcaba sobre el caso Faisán, es un claro síntoma de la clase política que padecemos. Y es un claro síntoma de lo que le duelen a este PSOE las víctimas del terrorismo etarra.

España se merece un Ministro del Interior que no se ría mientras le preguntan porqué, desde su ministerio, se avisó a la ETA para que no fueran detenidos los encargados de su sistema de financiación. Para que ETA, en definitiva, pudiera seguir recaudando el dinero necesario para continuar masacrando españoles.

Dicen de Rubalcaba que es inteligente, a pesar de que su gestión ha resultado ser un fracaso allá por donde ha pasado. Dicen que es es un gran estratega, a pesar de ser una máquina de perder congresos internos en el PSOE. Dicen que es un político con sentido de Estado, a pesar de haber sido el portavoz del GAL. Dicen que por todo lo anterior, puede llegar a ser Presidente de España. Esperemos que no llegue ese día.

No quisiera tener que escribir en el futuro que España tiene un presidente del Gobierno que se permite hacer chistes y gracietas sobre la tumba de más de mil españoles.

Salud y Libertad

jueves, 23 de diciembre de 2010

¿El fin de la normalización lingüística?

Importantísmos fallos del Tribunal Supremo sobre el uso del castellano como lengua vehicular en los centros docentes de Cataluña, y, por extensión, del resto de España con una situación de cooficialidad de lenguas. El Tribunal Supremo sienta Jurisprudencia en tres aspectos esenciales sobre el uso del castellano como lengua vehicular:
1.- Los ciudadanos tenemos derecho a que el castellano sea lengua vehicular en el sistema educativo.
2.- Si las administraciones en las que coexisten dos lenguas oficiales, consideran que debe otorgar un trato de favor a alguna de ellas, éste debe cumplir dos requisitos esenciales:
a) Dicho trato de favor no puede suponer en ningún caso que el castellano quede relegado a un porcentaje que haga ilusoria su consideración de lengua vehicular (como si se tratara del estudio de una lengua extranjera)
b) El trato de favor tendrá, en todo caso, carácter transitorio, hasta la consecución de la conjunción lingüística o bilingüismo integral, único que garantiza el principio de lealtad institucional entre administraciones públicas. Es decir, el objetivo normalizador ha de ser que la proporción en el uso de las lenguas cooficiales sea equivalente
3.- Los padres tienen derecho, si así lo demandan, a que los centros les dirijan las comunicaciones también en castellano.
En conclusión, el Tribunal Supremo, expulsa del sistema educativo la imposición monolingüe, que margina a los ciudadanos castellano/hablantes, e impone, en todo caso, un claro límite a las políticas de normalización lingüística de las administraciones.
Así, siendo cierto que deja al arbitrio y competencia de la administración el establecimiento de políticas lingüísticas de discriminación positiva favorable al catalán, en función del grado de normalización de la sociedad catalana, no es menos cierto que limita dichas políticas, temporalmente, al establecer su carácter transitorio, normativamente, al obligar a la motivación suficiente de tales políticas, y delimita la finalidad y objetivo de las mismas: la consecución de un bilingüismo integral, modelo constitucional que garantiza el principio de lealtad constitucional entre Administraciones Públicas.
¿Estamos, por tanto, ante el fin de las políticas de normalización lingüística? En mi opinión, estas sentencias no acaban con dichas políticas, pero sí las dejan heridas de muerte, al establecer que su objetivo no puede ser, en ningún caso, el establecimiento de una educación monolingüe, y, por tanto, deja fuera del ordenamiento jurídico aquellas políticas que pretenden marginar a los ciudadanos castellano/hablantes en aquellas regiones en las que éste convive con otra lengua oficial.
Pero hemos de recordar aquí, una vez más, que una sentencia que no se ejecuta es, simplemente, papel mojado. Y en este sentido, la casta gobernante catalana (la saliente y la entrante) ya se ha apresurado a decir públicamente que no acatarán las sentencias del Supremo, negando incluso a éste competencia para inmiscuirse en sus políticas lingüísticas. Y esto coloca el problema, de nuevo, en el ámbito político: ¿qué partido político nacional se comprometerá a hacer cumplir estas sentencias? ¿quién se atreverá a meter en cintura a la nueva Generalidad de Cataluña?¿los mismos que necesitarán sus votos para gobernar en España? Veremos.

Salud y Libertad