Un nuevo asesinato de ETA. Sobran las palabras. Escasean los hechos. Más allá de declaraciones grandilocuentes y grandes gestos, la nada. Nada se mueve, nada cambia. El nacionalismo (EA, Aralar, PNV) sigue impertérrito su camino, echa a un lado el último cadáver, y se remanga para disputarse los restos políticos de sus clones batasunos de ANV.
En estas tierras nuestras, el BNG saca pecho y se viste con sus mejores galas, que incluyen el pañuelito palestino y la apropiación indebida de gaitas y folclore “celta”. Nuestros abertzales galaico portugueses no han esperado ni 24 horas para mostrar a las claras, con el cadáver humeante del último sacrificio humano de la ideología nacionalista antiespañola (y perdonen la redundancia), que comparten lemas y esquemas mentales con los “gudaris” etarras.
No contentos con organizar un acto de homenaje a dos terroristas condenados por colocar bombas en Santiago de Compostela, despliegan en esta misma ciudad, de incuestionable españolidad histórica, una enorme bandera independentista, proclamando la lucha por el derecho de “autodeterminación” del pueblo gallego.
Y ya se sabe: el pueblo gallego son ellos, a pesar de que no han conseguido jamás, no ya ganar unas elecciones, sino alcanzar apenas el 25 % de los votos de “su propio pueblo”…No obstante alguien les otorga un poder que no merecen. Un ejemplo: el periódico que da esta noticia la redacta en gallego, como si gallego y nacionalismo tuvieran que ir, indefectiblemente, de la mano. Ya nos conocemos la historia: lo español es ajeno. Lo galleguizante es lo propio.
Dice la representante de esa cosa llamada Galiza Nova (¿o Supernova?) que Galicia no decide hoy cuál es su destino. Error: Galicia lo decide cada cuatro años en la elecciones autonómicas y, sobretodo, cada cuatro años en las elecciones generales. Y lo decide muy claramente: de manera constante y abrumadora, el pueblo gallego le da la espalda a las opciones nacionalistas. Es duro, supernovas, pero la vida es así. Dicen los abertzales galaico-portugueses que el independentismo es necesario para subir la “autoestima” de los gallegos. Esta parte la entiendo. No me extraña que los nacionalistas la tengan por los suelos. Debe ser muy duro identificar Galicia con nacionalismo, creérselo ciegamente, y despertarse cada lunes después de unas elecciones y descubrir la cruda realidad.
Pero el carácter esperpéntico y absurdo de las reivindicaciones de los cachorros “bloqueros” no dejaría de ser una anécdota más de la frustración del perdedor, sino fuera porque sus ideas son el germen de la intolerancia, de la radicalidad, y de su manifestación más sangrienta: el terrorismo. El nacionalismo es la única ideología, junto con el fundamentalismo religioso, que sirve de base intelectual para el asesinato. Y por las mismas razones: no admite términos medios, no respeta al disidente. Los “infieles” españoles merecen toda suerte de desprecios, se les cosifica, y en última instancia, se les “elimina” social y físicamente.
Es cierto, por último, que no todos los nacionalistas son terroristas. Pero no es menos cierto que todos los terroristas son nacionalistas.
Salud y Libertad
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