Corren malos tiempos para la sociedad abierta. Para algunos, ahora toma verdadero sentido la palabra Libertad. Para la inmensa mayoría eso vuelve a sonar a "libertinaje" y a "radicalismo". Es mucho mejor que nos guíen en el pesebre. ¿Para qué ser libre? ¡Mucho mejor estar a cubierto! ¿Para qué enfrentarse a Al Capone si bajo su protección estaremos seguros? ¡Qué mas da que nos convirtamos en sus esclavos! Éste es el nuevo/viejo pensamiento único: el miedo a la libertad.
ZP exprimiendo a los que supieron ser precavidos, para pagar a los que se echaron al monte endeudándose a sabiendas de que no podrían pagar a la más mínima turbulencia. La Fiscalía renunciando a pedir la condena de quienes queman imágenes del Rey de España a la luz de todo el que los quiera ver. ¿Y USA? A punto de elegir a un predicador de la debilidad, a un personaje a priori siniestro que pretende, nada más y nada menos, que "una nueva américa".
Con todo, lo más triste es la renuncia, o ya traición, de una buena parte del sector otrora liberal-conservador, y hoy simplemente conservador-socialista. Apena ver cómo se jalea al gobierno para que no se "quede corto" con las medidas intervencionistas. Asusta ver cómo nadie dice en público que no se puede solucionar un problema reiterando y aumentando las medidas que han causado el problema mismo.
Es algo cíclico: los mismos que ahora denostan la libertad y la responsabilidad (por ejemplo, los que se abstienen de defender que los que no han actuado correctamente purguen sus penas y no se las trasladen a los demás, "socializando el fracaso"), verán con pavor a dónde les habrán conducido en no mucho tiempo sus contínuas renuncias. Porque, por desgracia, ahora, los inexistentes contrapesos al poder harán que el camino hacia el totalitarismo sean tan rápido como silencioso y eficaz. No habrá tanques, pero habrá titulares; no habrá policía política, habrá "titiriteros"...
Y en esas estamos. Vienen tiempos duros para aquéllos que defendemos, y defenderemos siempre, que la Libertad es el bien supremo a proteger. Toca predicar en el desierto mediático del neo-socialismo de izquierdas y de derechas. Pero a pesar del panorama, es necesario mandar un claro mensaje: no abandonaremos el fuerte. Algunos no nos cansaremos de repetir que es necesario una regeneración profunda de la política española, que es necesario que emerja una nueva clase política joven e ilusionada, sin complejos históricos o ideológicos. Es necesario que la política vuelva a dotarse de contenido, de ideas, de ilusión, de riesgo. En algún momento, habremos de abandoar esta política caciquil, miedosa y entreguista que tiene verdadera aversión a la libertad y a la independencia de criterio. Hoy la alternativa es, en el mejor de los casos, un neo-socialismo conservador amable y "un poco menos" liberticida. Es más necesario que nunca, pues, una verdadera revolución social y ciudadana que despierte a España del letargo, y cambie el natural desenlace de una politica liberticida: el totalitarismo. Seguiremos en las trincheras.
Salud y Libertad.
ZP exprimiendo a los que supieron ser precavidos, para pagar a los que se echaron al monte endeudándose a sabiendas de que no podrían pagar a la más mínima turbulencia. La Fiscalía renunciando a pedir la condena de quienes queman imágenes del Rey de España a la luz de todo el que los quiera ver. ¿Y USA? A punto de elegir a un predicador de la debilidad, a un personaje a priori siniestro que pretende, nada más y nada menos, que "una nueva américa".
Con todo, lo más triste es la renuncia, o ya traición, de una buena parte del sector otrora liberal-conservador, y hoy simplemente conservador-socialista. Apena ver cómo se jalea al gobierno para que no se "quede corto" con las medidas intervencionistas. Asusta ver cómo nadie dice en público que no se puede solucionar un problema reiterando y aumentando las medidas que han causado el problema mismo.
Es algo cíclico: los mismos que ahora denostan la libertad y la responsabilidad (por ejemplo, los que se abstienen de defender que los que no han actuado correctamente purguen sus penas y no se las trasladen a los demás, "socializando el fracaso"), verán con pavor a dónde les habrán conducido en no mucho tiempo sus contínuas renuncias. Porque, por desgracia, ahora, los inexistentes contrapesos al poder harán que el camino hacia el totalitarismo sean tan rápido como silencioso y eficaz. No habrá tanques, pero habrá titulares; no habrá policía política, habrá "titiriteros"...
Y en esas estamos. Vienen tiempos duros para aquéllos que defendemos, y defenderemos siempre, que la Libertad es el bien supremo a proteger. Toca predicar en el desierto mediático del neo-socialismo de izquierdas y de derechas. Pero a pesar del panorama, es necesario mandar un claro mensaje: no abandonaremos el fuerte. Algunos no nos cansaremos de repetir que es necesario una regeneración profunda de la política española, que es necesario que emerja una nueva clase política joven e ilusionada, sin complejos históricos o ideológicos. Es necesario que la política vuelva a dotarse de contenido, de ideas, de ilusión, de riesgo. En algún momento, habremos de abandoar esta política caciquil, miedosa y entreguista que tiene verdadera aversión a la libertad y a la independencia de criterio. Hoy la alternativa es, en el mejor de los casos, un neo-socialismo conservador amable y "un poco menos" liberticida. Es más necesario que nunca, pues, una verdadera revolución social y ciudadana que despierte a España del letargo, y cambie el natural desenlace de una politica liberticida: el totalitarismo. Seguiremos en las trincheras.
Salud y Libertad.
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