miércoles, 12 de marzo de 2008

La reacción sobre la base

Tiempo de tertulianos, de opinadores y brujos clarividentes. Tiempo de análisis sobre quién debe presidir y liderar a la única estructura política capaz de cambiar el rumbo fijo que lleva a España hacia el desastre económico y social. Y todos, repito, todos, obvian la principal fuerza que ha de regenerar nuestra vieja y amada nación: la sociedad civil. Si algo han demostrado estos fatídicos cuatro años de gobierno propagandístico y mediocre es que existe un núcleo de resistencia civil valiente y admirable, que va muy por delante de los partidos políticos, y que pierde tiempo y dinero de sus bolsillos para defender lo que ningún representante político defiende abiertamente. Una sociedad civil que, unida en torno a movimientos cívicos, centros de estudios, asociaciones, padres, familias, ha luchado contra viento y marea, sacando los colores a los políticos miedosos, esclerotizados, que no son capaces de liderar estos movimientos, paralizados por el pánico a las encuestas, preocupados en mimetizarse con el socialismo rampante para intentar "pescar" votos que jamás tendrán, en lugar de convertirse en catalizadores de la fuerza civil emergente, claramente diferenciada de la ideología buenista y relativista del gobierno ZP. Ningún político propone alternativas ideológicas y aún opuestas al socialismo, alternativa que, por el contrario, sí defiende la sociedad civil sin ningún tipo de complejo, pero también sin ningún tipo de apoyo. ¿Quieren renovación?¿Quieren ilusión? Miren a la calle, a la gente, al movimiento cívico, den la voz y la palabra a las bases, abran las puertas del partido a quienes, en definitiva, han defendido los valores que ustedes no han sabido ni representar, ni defender dignamente. No se trata de "apañar" la política. Se trata de devolverle lo que la hace esencial: la lucha por las ideas. ¿Algún cerebro idealista más allá de las encuestas y las estrategias de poder? ¿Alguien dispuesto a jugarse el escaño por la defensa de principios?¿Alguien sin miedo a decir que el socialismo no es la solución?¿Alguien dispuesto a defender que la derecha, sí, la DERECHA, es la madre de la democracia, de la Libertad? Veremos. Lo único esperanzador de estos cuatro años ha sido el nacimiento y el fortalecimiento de ese maravilloso núcleo de resistencia civil, verdadero guardián de las esencias liberales y democráticas, verdadero bastión de defensa de la nación española y de lo que ella representa: la igualdad de todos los españoles ante la ley. Miren a los padres que han salido a la calle en defensa de la libertad lingüística, de la libertad de poder enseñar a sus hijos los valores morales que ellos deseen para la formación integral de sus niños. Miren a los que salen a la calle en defensa de las víctimas del terror, a los que no se pliegan al chantaje totalitario y a la inmoralidad de los gobernantes. Miren a quienes se baten el cobre para llevar la ideología liberal a rincones en los que se antoja imposible. ¿Quieren reacción? La tienen delante de sus narices. Es España. Es Libertad.

martes, 11 de marzo de 2008

Tiempos de capote y espada

Imaginemos dos tipos de toreros. El uno, preocupado por la lidia técnica, tradicional, por el arte del toreo, el purista, el que entiende la lidia como una manera de vivir, de sentir, una manera de tratar el toreo honrada, humilde, de espectáculo estético y espiritual, un torero de magia, de duende, de arte. El otro, un torero mediático, más preocupado por el espectáculo, por el papel cuché, y por dar volteretas, mostrando arrojo ficticio, sin respeto a las normas, a las reglas, a la tradición. Un torero que busca el aplauso fácil, que potencia una visión circense de la Fiesta Nacional, que para él ni es fiesta (sino negocio) ni es nacional. Las parroquias de cada torero, como es lógico, son diametralmente opuestas. Mientras unos esperan pacientemente la faena mítica, la culminación del arte de domar a la bestia sin olvidar la tradición, la técnica, la honradez, y el respeto al adversario animal, los otros se reúnen para ver al torero que sale con fulanita, y las unas le tiran sujetadores, y los otros le aclaman cuando salta encima del toro o besa sus pitones. Mientras los puristas valoran cómo el torero de arte se arrima, y se juega la vida en cada pase, cruzándose con el astado en el medio de la plaza, desmayando los pases, y mirando fijamente a los ojos de la bestia, el resto valora el ficticio juego circense, creyendo de buena fe que el bombero "torero" arriesga su vida, cuando en realidad ni se cruza, ni se arrima, ni corre más riesgos que cualquiera de nosotros al ponerse delante de semejante fuerza de la naturaleza. A ambos se les presupone valor, pero uno suma tradición y respeto a la lidia, y el otro se conforma con el coraje, y lo explota. En definitiva, el uno arrima la Verdad al coso y el otro la Propaganda. Y la parroquia del "Niño de la Verdad" cree en la faena soñada, aspira a engrandecer la fiesta y a mejorarla desde el respeto a la tradición, al arte, a la libertad. Pero sistemáticamente, a pesar de su fidelidad, a pesar de seguir al torero por toda España y pagar religiosamente sus entradas, ve cómo su matador se arruga cada vez que comparte cartel con nuestro torero circense. Lejos de sacar su arte para dejar bien a las claras las diferencias en el toreo de uno y otro matador, nuestro torero purista trata patéticamente de dar volteretas para atraerse a parte del público contrario, para mendigar una oreja, cuando desplegando su arte podría salir por la puerta grande. Y una y otra vez, la parroquia marcha cabizbaja a la espera de la faena soñada, pero sin perder un ápice de esperanza, pues cree y creerá siempre en la lidia verdadera. Y espera paciente, llenando la mitad de las plazas, a que nuestro torero despierte, se plante en el medio de la plaza, y despliege todo el toreo que lleva dentro. Y en esta hora incierta, en la que las plazas adoran al "torero de revista", se hace más necesario que nunca afianzar a la propia parroquia. Es hora de arrimarse, trincar el capote, echarse al ruedo y dejarse el alma en cada pase, en cada suerte, desmayando la muñeca, con los ojos vueltos, en trance, desnudando el alma, dejando a las claras que, para engrandecer el toreo, hace falta mucho más que cotilleos, volteretas y escándalos. Es hora de fajarse, de cruzarse con el animal y envolverlo, llevarlo, domarlo, y salir por la puerta grande. Es hora de dejar a un lado estadísticas, escalafones, sondeos de pañuelos blancos. Es hora de responder a esa parroquia que, año tras año, paga sus entradas en la confianza de la faena perfecta y se ha venido conformando con algún atisbo de clase, con algún natural, con alguna chicuelina. Porque el día que eso ocurra, no será la mitad de la plaza la que saque los pañuelos blancos, sino la inmensa mayoría del respetable. Así que, si quiera sea por la Libertad y por la Fiesta, maestro: ¡Suerte y al toro!

lunes, 3 de marzo de 2008

El Liberalismo en España

¿Existe en España un partido político libre de tendencias socialistas? Cierto que existe un partido antagónico al PSOE. Cierto que parte de sus políticas se podrían encuadrar en el ideario liberal. Pero ¿existe un contrapeso ideológico claro a las ideas intervencionistas? Más bien lo que existe es un consenso tácito mediante el cual nadie se opondrá a las líneas maestras socialistas en materia de gasto social, "cultura", planteamientos "de género”… Como contrapartida, la izquierda mirará hacia otro lado en políticas fiscales y de corte económico. Eso sí, sólo hasta que éstas surtan efecto y generen riqueza, puesto que después sólo el pensamiento socialista será el que oriente la "redistribución" de medios económicos y culturales. Bajo esta premisa se ha venido desarrollando la política en España al menos en los últimos treinta años, sino antes. Y hasta la fecha, nadie ha osado contradecir el pacto no escrito entre nuestros políticos profesionales. Mientras en otros lugares del mundo, las ideas liberales se asumen como algo natural, pues no en vano son las únicas ideas que han producido un aumento mayor de riqueza para un número mayor de individuos, España sigue sumergida en tópicos antiliberales, en complejos de inferioridad, en falta de confianza en los argumentos de la sociedad libre. Seguimos buscando denodadamente soluciones a problemas ya resueltos por otras sociedades. Y nos resistimos como asnos a modernizar de una vez nuestras estructuras sociales. Es hora de que alguien recoja el testigo de la libertad en España y explique alto y claro que la mejor manera de prosperar es confiar en los individuos libres que forman una sociedad abierta, democrática. Necesitamos políticos que enarbolen la bandera de la confianza en los ciudadanos, que nos dejen respirar tranquilos para pensar cómo mejorar nuestras vidas sin necesidad de subsidios no merecidos y prebendas conseguidas bajo la coacción de grupos de interés. La desconfianza en la clase política nace de una clara frustración: la evidencia en el electorado de que todos prometen la creación de toda clase de derechos y ninguno lo hace, acaso porque es una expectativa demasiado ambiciosa para un político. El mejor trabajo en pro de la libertad es dejar que ésta fluya. No hay mejor político que el que entiende que su principal función es "no estorbar" el desarrollo libre de la sociedad, y garantizar que ningún elemento externo lo ralentice o lo impida. Menos subsidios inmerecidos, menos subvenciones para quien no lo necesita, más desgravaciones, más incentivos para todos. Menos leyes y más eficacia jurídica y judicial. No a derechos colectivos y sí a derechos individuales. Por último, ¿por qué ese empeño tan español en creer que un derecho sólo existe si el Estado interviene de manera activa en su "creación", desarrollo e imposición a los demás? ¿No debería el Estado limitarse a garantizar los derechos individuales sin entrar en nuestras casas, en nuestras vidas? Mete al Estado en tu casa, y, tarde o temprano, el Estado será tu casa. Limitemos el poder para aumentar la Libertad.