lunes, 5 de marzo de 2012

Infanticidio y aborto, ¿valores liberales?

Retomo el hilo de este blog, asqueado por un artículo publicado por una revista "dizque" científica en la que se justifica moralmente, nada más y nada menos que el INFANTICIDIO, esto es el asesinato de un recién nacido una vez producido el parto, y aún después de varios meses. Como lo oyen. Y, siendo esto una verdadera atrocidad y una inmoralidad, no deja de tener un argumento coherente con las teorías defensoras de la cultura de la muerte, esto es, el aborto y la eutanasia. Nada nuevo bajo el sol: dignos herederos de la eugenesia y la "pureza de la raza" proclamadas por regímenes que creíamos ya olivdados.
Como era de previsible, las reacciones no se han hecho esperar y la revista ha recibido numerosas quejas y críticas de diversos sectores. Pero hete aquí que la publicación y los autores del infecto artículo (supuestos "popes" de la bioética), han contestado quejandose de las críticas de aquellos que van en contra de "los valores de las sociedades liberales". Por tanto, hemos de suponer que los "valores liberales" incluyen privar al ser humano de toda dignidad y clasificar las vidas en útiles y no útiles, eliminando éstas últimas, o defender la cultura de la muerte, esto es el aborto y la eutanasia. Nada más lejos de la realidad. Soy consciente, y muchos antes que yo, de que el término liberal ha sido prostituido y usurpado demasiadas veces. Pero esto ya es el colmo. Que se pretenda pasar por liberal el INFANTICIDIO es inaceptable. Veamos:
El concepto de sociedad liberal se basa en tres premisas irrenunciables que todo liberal debería conocer y defender: VIDA, PROPIEDAD Y LIBERTAD.
Resulta patético, por evidente, tener que recordar a estas alturas que el primero y fundamental de los derechos humanos es el DERECHO A LA VIDA. Sin ese derecho, ninguno más tiene sentido. Por lo tanto, mal se pude defender la Libertad si se niega a CUALQUIER SER HUMANO, su más elemental derecho, cual es NACER, vivir.
En cuanto a la Propiedad, si se defiende el derecho a la vida, se ha de defender que la vida de cada ser humano LE PERTENECE A ÉL Y SÓLO A ÉL, y ninguna tercera persona ni Estado es nadie para interferir en la más preciada de las propiedades de un ser humano, SU VIDA. Todo el mundo, por tanto, tiene derecho a disfrutar de su vida, porque toda vida es digna.
Y en cuanto a la Libertad, nuevamente se ha prostituído el término. Existen muchas definiciones de libertad (negativa, positiva, etc) pero, en mi opinión, no existe el concepto Libertad sin su alter ego, la Responsabilidad, no hay la una sin la otra. La ausencia de responsabilidad, de obviar cualquier sentido moral a nuestas elecciones, de renuncia a ponernos límites por encima de nosotros (sin entrar en si ese límite es Dios, la Moral Universal, o la Ley Natural), siginificará la llegada del relativismo primero, y del nihilismo después, con sus funestas consecuencias padecidas por millones de personas a lo largo de la historia. En conclusión, no hay Libertad si nuestro sentido de la Responsabildiad de nuestras elecciones no está cimentado en valores firmes y que trasciendan al ser humano. Sin límites, sin autocontrol, sin valores, el ser humano se bestializa y la vida se reduce al capricho de nuestros placeres.

Pero otra de las premisas básicas en el orden social liberal es LA LIMITACIÓN DEL PODER. Alguien que se precie de ser liberal ha de ser desconfiado por naturaleza con el poder. Ha de ser un firme defensor del gobierno limitado. Cualquier liberal sabe que el poder corrompe, y que el Estado puede ser una máquina letal que devora los derechos y las haciendas de los ciudadanos. Por lo tanto, ningún liberal puede defender criterios eugenésicos o eutanasias, pues ha de ser sabedor de la peligrosísima ventana que se abre contra los ciudadanos, y aún de entre ellos, contra los más indefensos, los nasciturus, los fetos, los bebés, los niños o los ancianos o discapacitados físicos y psíquicos. De la defensa de la eutanasia o el aborto (no digamos el infanticidio), al exterminio, hay pocos pasos.

Volveré sobre este tema en más ocasiones, pero valgan estas líneas para mostrar mi doble indignación por el artículo antes mencionado y la revista en la que fué publicado (que, obviamente, tiene todo el derecho del mundo a publicarlo, pero también a recibir durísimas críticas por ello): la atrocidad moral argumental del propio artículo (que trataré de desmontar en otro post), y la insidia de calificar de liberal los valores de la contracultura de la muerte. No hay sociedad liberal que funcione sin cimientos morales sólidos en defensa de la VIDA, LA LIBERTAD Y LA LIMITACIÓN DEL PODER.

Salud y LIbertad

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No dices nada que no compartan los partidarios del aborto o los detractores del mismo.

El gran debate está en la definición de "persona" o "ser humano". Un feto de 2 semanas, 1 mes, 2 meses, etc, ¿cuando se convierte en "persona" y en "ser humano"?. Ese es el gran debate. El aborto esta apoyado por todos los partidos políticos, y los plazos legales también están consensuados a nivel internacional y nacional.

Tarrío dijo...

Que una atrocidad esté consensuada por los partidos u organismos internacionales (cosa harto dudosa) no la convierte en moral. Y contestando a tu pregunta: un ser humano ES persona desde su concepción. No se convierte, es.
Salud y Libertad