viernes, 12 de febrero de 2010

Un pacto para salvar a España, no para salvar a Zapatero

Corren ríos de tinta sobre el posible pacto de estado entre PP y PSOE para sacar a España de la crisis bestial en la que ZP y sus huestes nos han metido hasta la barbilla. Nuevamente suenan las voces de siempre para que la oposición salga en defensa del gobierno, y se muestre "leal" y con "visión de Estado".

Pero hasta donde uno sabe, esto es una democracia, es decir, un sistema que basa su legitimidad en la posibilidad de la alternancia pacífica en el ejercicio del poder. La democracia no es un régimen que esquive a los ciudadanos y les hurte la posibilidad de juzgar las actuaciones de sus gobiernos. Por lo tanto, si el gobierno de ZP nos ha llevado a una situación límite por su acreditada ineptitud y atolondramiento planetario, no tiene ningún sentido que la oposición pacte con semejante personaje a fin de sacarle a éste “las castañas del fuego”. Si el actual gobierno no puede con la crisis, su obligación moral es dimitir y dejar paso a otro equipo que pueda afrontar esta desastrosa situación. Y lo mismo vale para la oposición: si considera que este gobierno es un auténtico desastre y cree que tiene soluciones para hacerlo mejor y ayudar a España a salir de la crisis, su obligación moral no es salir al rescate de quien nos lleva al desastre, sino decir alto y claro que éste debe irse y forzar la convocatoria de elecciones. La alternancia es la clave de las democracias, que es tanto como decir que en democracia se debe castigar al gobernante que lo hace mal con la única moneda de curso legal en un régimen democrático: mandándolo a su casa tras la convocatoria de unas elecciones. Si, por el contrario, el pueblo lo reelige, estará ratificando su política.

Cualquier pacto que suponga mantener al frente de España al gran culpable de la terrible crisis económica y social de nuestra nación, será un acto que, lejos de ayudar a España, contribuirá a agravar la actual situación. Si la oposición pacta aplicar el programa del PP (el único alternativo, al menos económicamente) pero sin cambiar al gobierno del PSOE, lo que se producirá no será un pacto de Estado, sino una verdadera estafa democrática. Cualquier pacto o gobierno de concentración ha de pasar, ineludiblemente por un examen del ejecutivo en las urnas.

Otra cuestión es que, una vez celebradas las elecciones, el ganador, sea quien sea, debería tender la mano al perdedor y, esta vez con la legitimidad de las urnas, alcanzar los pactos necesarios para realizar las imprescindibles reformas estructurales que España necesita (no sólo económicas: educación, diseño de Estado, Ley electoral, etc), incluso mediante un gobierno de concentración de los dos partidos nacionales, con dedicación exclusiva a sacarnos de esta terrible crisis, y dejando para otro momento las disputas partidistas.

Porque lo que necesita España es un pacto para salir de la crisis, no un pacto para salvar políticamente a su causante: el "planetario" Zapatero.




Salud y Libertad

martes, 9 de febrero de 2010

El fracaso del socialismo

Anda el patio revuelto a cuenta de si la oposición es oposición, si plantea o no una alternativa al (des)gobierno de nuestro estulto ZP. Se podrían escribir innumerables razonamientos sobre el particular. Pero hete aquí que España se nos hunde y nadie se atreve a ponerle el cascabel al gato. Y mientras los (h)unos arrasan con el gasto público las pocas posibilidades de sortear el desastre que se avecina, los otros, optan por no mostrar en público sus bazas, lanzando mensajes deliberadamente ambiguos para no "asustar" al personal. Se trata, sin duda, de una estrategia respetable, pero muy opinable también.

Pero, sin entrar a enmendarle la plana a nadie, me pregunto yo si no sería compatible no mostrar tus cartas en este país de políticos tahúres y alzar la voz con un mensaje claro y contundente: el socialismo es, en esencia, lo que estamos viendo: paro, corrupción, deslealtad y, en última instancia, crisis total. No hablo de una izquierda ilustrada, moderna y cercana a conceptos liberales, como podría darse en el resto de Europa, no. Hablo del Partido Socialista Obrero Español, cuyas recetas han conducido, una y otra vez, al fracaso económico y social de España.

Se puede y se debe decir que el proyecto socialista en España, es decir, el PSOE, ha sido un rotundo fracaso. Un partido que cuenta en su historia reciente con hechos como:

- La ruptura de la necesaria cohesión y solidaridad entre los ciudadanos de España, vivan en el territorio de España que vivan.
- La corrupción de Estado a través de múltiples fórmulas: Banco de España, caso Roldán, caso Guerra, FILESA, caso GAL, chivatazo a ETA para evitar detenciones de etarras,etc
- La desaparición en España de la División de Poderes.
- El destrozo en la educación: la LOGSE, EPC, el caos en las aulas,etc.
- El despilfarro de los fondos públicos: planes E(stafa), subvenciones al pistacho de afganistán o a asociaciones gays y lesbianas de Zimbawe, por poner sólo ejemplos “pintorescos”.
- El paro aterrador que, irremediablemente, acompaña al gobierno del PSOE: cuatro millones y medio de parados, y subiendo...

Estos y otros muchos son los verdaderos logros del socialismo patrio, ese mismo que se permite dar lecciones de "honradez" y "progreso" a todo el que le rechiste. Pues bien, si todo esto es así, ¿por qué no decirlo? Las recetas socialistas en España son caducas, y absolutamente ineficientes: las teorías de gasto público, la rigidez laboral, las anacrónicas patrañas anticapitalistas mientras los dirigentes socialistas viven a "cuerpo de Rey", el aislamiento social de cuantos piensen de manera distinta... Quizá es el PSOE el que necesita una Transición, una verdadera regeneración en postulados, políticas, y dirigentes. El saldo del PSOE en España es auténticamente demoledor: paro, degeneración democrática, y una asfixiante atmósfera totalitaria de pensamiento único.

Lo objetivo, lo actual, lo palpable es que, una vez más, el proyecto socialista español, encarnado en el PSOE, ha vuelto a situar a España en una situación límite. Y hay que decirlo.

Salud y Libertad